Empezaré por describirme, tengo 33 años, casada con 3 hijos, mido 1.65 cm, delgada, blanca, tengo pechos grandes con grandes pezones por el momento, debido a que estoy en plena lactancia de mi última bebe, y unas nalguitas paraditas y muy bien formadas.
MI vida sexual al lado de mi esposo siempre ha sido satisfactoria y muy activa, lo que nos ha hecho ir creciendo cada vez mas y experimentar nuevas fantasías y nuevas formas de sentir placer, con una especial inclinación a los relatos lésbicos aun y cuando yo me consideraba perfectamente hetero.
No se si el leer estos relatos o una fantasía interna despertó en mi el gusto por invitar a mis cuñadas a mi casa con cierta regularidad a tomar café o cualquier otro pretexto que se me ocurriera, siempre buscando el tener platicas de mujeres que me hicieran soñar y verlas cada día mas como parte de mis fantasías, siempre cuidando las formas y mis propios tabúes sobre lesbianismo. Estas charlas por la tarde al lado de una buena taza de café se hicieron cada vez mas frecuentes y nos fue convirtiendo en grandes confidentes.
Tengo 2 cuñadas, Rebeca y Yolanda, de 42 y 40 años respectivamente, la primera casada y la segunda aun soltera, las dos son mujeres muy guapas, sobre todo mi cuñada la menor, quien acude regularmente al Gym. Ella también mide 1.65 m, es delgada de muy buenas formas, pelo corto siempre muy bien cuidado, al igual que su forma de vestir, siempre resaltando sus pechos redonditos muy bien formados, ni muy grandes ni muy pequeños, pero con unos hermosos y grandes pezones que se levantan desafiantes a la menor provocación y unas nalguitas redondas y muy bien paraditas.
Este gusto por mirar a mis cuñadas me lo descubrí hace ya casi un año; pero volvamos al relato para no abrumarlos con información de mas.
Hace 3 meses di a luz a una hermosa niña, mi parto se complico un poco y tuve la necesidad de alguien que me asistiera durante este tiempo. Tomando como pretexto la confianza, pero confesándoles que fue mas el morbo que me despertaba el estar cerca de ella, le pedí a mi cuñada que me ayudará, a lo que ella acepto sin ningún problema -y viéndolo ahora entiendo que ella también se mostró bastante interesada en ayudarme-.
Mi esposo le acondiciono el cuarto de la bebé para que ella se quedará en el durante el tiempo que se quedara en casa con nosotros, he de decirles que este cuarto se encuentra justo al lado del nuestro y queda comunicado directamente por una puerta entre los dos.
Durante las primeras semanas de mi convalecencia yo no podía cargar cosas ni bañarme sola, en eso consistía la ayuda que me brindaba Yola –así se llama mi cuñada- ella me preparaba el baño y me ayudaba a ducharme, al principio yo me sentía un poco incomoda por la forma en que ella me miraba. Incluso a veces exageraba la situación ayudándome, según ella, a tallarme el cuerpo. Esta situación comenzó a despertar en mi un deseo añorado de erotismo lésbico que yo celosamente trataba de vencer y de ocultar, comencé a notar que cada vez mas me dejaba consentir por el estropajo y sus manos, incluso disimuladamente ponía a veces mis nalgas a su alcance y la dejaba rozar mis pechos, aumentándole cada vez mas el premio hasta llegar a mi vientre y pubis, la batalla secreta de un principio dio paso a una danza silenciosa y erotizante entre mi cuerpo húmedo y sus manos jabonosas.
Durante este mismo tiempo pero en otro campo, y bajo el pretexto de que ella me acercara a la bebé para poder amamantarla, otra batalla se daba en mi recamara, ya que además de acercarme a la bebé, ella literalmente luchaba conmigo para ayudarme a aseare el pecho en turno, misteriosamente siempre limpiaba el pecho equivocado, por lo que terminaba limpiándome y aseándome ambas tetas, esta lucha se daban bajo mi consentimiento cada vez mas en un ambiente con mas carga erótica entre ella y yo.
Para terminar de cargar sexualmente la situación y debido a la leche excedente de mis pechos, fue necesario el adquirir y usar un tira leche de perilla, adquisición que desató toda una experiencia en mi vida, al principio yo gozaba con tener a mi cuñada frente a mi mientras me sacaba la leche excedente de mis pechos, ella se sentaba frente a mi, y comenzábamos a platicar sobre cosas sin importancia, al comenzar la succión de mis pechos con el aparato y ver correr la leche desde mis pezones hacia el recipiente, mi cuñada comenzaba a sonrojarse y sus ojos crecían cada vez mas como tratando de contener en ellos la leche que fluía de mis adentros, su platica se tornaba cada vez mas candente y sus respiración se agitada y entrecortaba, yo gozaba al verla en ese estado de excitación, y disimuladamente imaginaba que el tira leche era su boca carnosa y húmeda, que me besaba y me mamaba los pechos erectos y completamente llenos.

Está situación comenzó a ponerme cada vez mas prendida y cachonda, y comencé a tener cada vez mas seguido sueños mojados y masturbaciones secretas con Yola como personaje principal de mis fantasías.
Mi recuperación ya era obvia y por eso mismo el regreso de Yola a su casa era cada vez mas cercano, esto me puso en una situación de alerta sexual, si quería logra algo con ella, era necesario que diera el paso siguiente o la perdería para siempre, fue entonces que comencé a tramar un plan de acción para obligarla a ella a dar ese paso, y mi esposo se convirtió en una pieza indispensable en este plan.
Así comencé un juego erótico con mi esposo siempre que se encontraba en casa, tratando siempre de que Yola nos sorprendiera en situaciones embarazosas, incluso en una ocasión durante el desayuno logré excitar tanto a mi esposo que su erección le puso como tienda de campaña su pantalón justo en el momento en que mi cuñada bajaba a tomar su desayuno, sacándole un “wow” como comentario, y un salir casi corriendo rumbo a su oficina de mi esposo.
El ambiente sexual se podía ya cortar con cuchillo en mi casa, pero no lograba que ella se animara, y si por el contrario la comenzaba a notar cada vez un poco mas incomoda, así llegó el famoso día de San Valentín, después de cenar subimos todos a nuestras recamaras a descansar casi simultáneamente, al despedirme de mis hijos pase por la recamara de Yola, y armándome de todo el valor o de toda la excitación acumulada me acerque hasta su oído y le dije en voz bajita y entre cortada del deseo:
-Ojalá que no tengas mucho sueño, el reestreno es en tu honor.
Me di la media vuelta y salí de su recamara con rumbo a la mía, una vez en la cama espere con toda calma a que todo en la casa fuera silencio y quietud, segura de que ya todos dormían me dispuse a ir a espiar por el ojillo de la cerradura el cuarto de mi cuñada para ver si podía ver lo que hacia, pero note por debajo de la puerta su luz encendida y pude ver su sombra que se movía al otro lado de la puerta, el imaginármela tratando de espiarnos me encendió la cabeza como una brasa de carbón, así que encendí la luz de mi buró y comencé a masturbarme pensando en la cara que debería de estar poniendo ella en ese momento.
La luz de Yola se apagó en ese momento, me imagino que para poder espiarnos con mas tranquilidad, esto me calentó aun mas, y comencé a soltar suspiros y quejiditos que no tardaron en despertar a mi compañero de habitación quien apenas logro tallarse los ojos y entender lo que sucedía junto a el, se quitó las sabanas de encima y se hundió entre mis piernas dándome una muy buena mamada de panocha logrando sacarme el primer orgasmo de la noche, yo quise corresponderle de la misma manera, y le quite sus bóxers de encima, dejando al descubierto su hermoso pene erecto y completamente lleno de sus jugos, me lancé sobre esa verga tratando de arrancarle su leche lo más pronto posible al tiempo que le hundía dos dedos en su ano para frotarle su próstata al ritmo de la chupadita, esto le encanta a el y lo hace perder el control, olvidando por completo quien estaba en el cuarto de junto, comenzó a dar grandes resoplidos y gritos que trataba de ahogar sin conseguirlo, no aguantó mucho la estimulación y terminó por venirse en un torrente de leche dulce y caliente en mi garganta; como lo extrañaba.
No quería que Yola se enfriara y se fuera a dormir si mas estimulo visual, así que saque un vibrador de mi buró, lo conecte y me lo puse en mi clítoris al tiempo que le pedía mi esposo que me mamara los pechos como un bebé, siempre cuidando que quedáramos de frente a la puerta de mi cuñada, y así permitirle tener la mejor vista en el espectáculo, con la imagen de sus hermosos ojos en mi mente y con el vibrador a toda potencia sobre mi vulva alcance mi segundo orgasmo de la noche en medio de estertores y sacudidas de todo mi cuerpo, sin mas fuerza y con la calentura de la tarea hecha, apagué mi lámpara, me abracé de mi esposo y nos hundimos en un tranquilo sueño.
Al otro día, después de dormir a la bebé, comenzamos con nuestro ritual diario de la succión de leche, Yo sobre mi cama, y mi cuñada frente a mi en la silla mecedora, al asomar los primeros chorritos de leche desde mis pechos, noté nuevamente como sus ojos se iluminaron de excitación, está vez con una mirada mas profunda y brillante, y creo que traicionada por su calor interior logró esbozar las siguientes palabras:


-Que fue lo que me dedicaste anoche?, Tu cuerpo y tus orgasmos o los de mi hermano?
Está pregunta me sacudió y me dio varias vueltas por la cabeza, ante mi excitación nunca repare en que mi esposo también estaba siendo objeto de deseo sobre su propia hermana.
Por un momento detuve el bombeo de mis pechos. El imaginar a mi esposo con su propia hermana, lejos de incomodarme, comenzó a subirme por la espalda como un dulce calorcito logrando ponerme erectas mis tetas y mis pezones, al punto de que sentía que me estallaban, lubricó mi vagina de un solo golpe, sentía como mi corazón y mi clítoris latían al mismo ritmo.
Sin mas control en mis impulsos reanude el bombeo de mis pechos en busca de un orgasmo que me sacara de ese estado de excitación, el bombeo de mis pechos tan acelerado solo fue interrumpido por la voz de Yolanda que me decía con una voz suave y conciliadora:
-Concha, me dejas ayudarte con eso?
Estas nuevas palabras hicieron salir del interior de mi vagina un hilito de liquido caliente, que yo no atinaba a saber si me estaba viniendo o me estaba vaciando.
Sin decir mas nada, se levantó de su silla, y tomo uno de mis pechos con su mano, mientras con la otra reinicio el succionar de la perilla tira leche, el sentir esa mano suave y tibia en mis pechos me obligó a cerrar mis ojos y echar la cabeza hacia atrás, gesto que no fue desapercibido para Yola, quien aprovecho este gesto de excitación para retirar el aparato he intercambiarlo por sus propios labios.
Este momento lo venia deseando desde ya hacia tiempo atrás, pero al estarlo viviendo no atinaba en que hacer, quería retirarla de mis pechos abruptamente, pero a cada chupada que ella me daba me arrancaba un pedazo de mi alma acompañada de gemidos de placer, la sensación de una boca llena de ternura y de pasión, a la vez, que no tenia prisa alguna por recorrer mis pezones, pero que al mismo tiempo los llenaban de un calor insoportable, hacia que mi vagina se llenara cada vez mas de una lechita distinta, mas viscosa y ardiente que la que ahogaba a mi cuñada en cada succión.
Que hermosa manera de amamantar, y de ser amamantado, me deje hacer sin mas oposición, me fui recostando sobre mi cama, sobre mis almohadas, Yola entendió este movimiento y sin dejar de mamar y de ahogarse con mis pechos me dejo tener reposo sobre mi cama, y una vez que me sintió vulnerable y resignada a ser suya, comenzó a sacarme el otro pecho de mi bata.
Ya desnudo lo acarició con toda la ternura que solo hasta este entonces supe que podía darme otra mujer, y comenzó una ordeña suave y rítmica que culminó con el brote de mi leche hasta mi cara, hacia mis propios pechos, mi vientre, mis brazos y sobre su propia cara, al entreabrir mis ojos, solo miraba a Yola alimentándose en uno de mis pechos, mientras que el otro eyaculaba como pene sobre las dos, sobre de ella y sobre de mi.
Ya con la bata abierta desde mis pachos hasta mis piernas, solo quedaba mi pantaleta como última barrera entre mi piel desnuda y mi apasionada amante, quien una vez llena y satisfecha bajo su boca lentamente por mi vientre y violo mi ombligo con esa lengua erecta y húmeda que buscaba donde descargar su pasión, a cada embestida de su boca y de su lengua yo solo atinaba en abrir y cerrar mis muslos, exprimiendo una pantaleta completamente mojada y un clítoris completamente erecto y sensible; clítoris que ya no tenia mas piel para hincharse, ya me dolía de lo hinchado y de lo rozado por tanta acción en las últimas horas.
Sentí como Yola reanudaba nuevamente su viaje a través de mi vientre con rumbo hacia mis intimidades, mi único gesto fue abrirme completamente de piernas entregándole toda mi mata de vellos mojados y viscosos, completamente enmarañados debajo de la tela empapada en mis propias humedades.
Ante este gesto, ella detuvo su viaje, se levantó de la cama y comenzó un lento y angustiante ritual de striptease, el cual inició con su blusa, botón a botón, mientras me confesaba como tenia guardada en su mente cada imagen de mis pechos al bañarlos y acariciarlos con el pretexto de tallarlos, de como miraba mis pezones enrojecerse y elevarse hacia su cara pidiéndole secretamente que los mordiera y que los besara.
Así cayo su blusa y su sujetador junto a la cama, dejando esos pechitos redondos y medianos, pero con unas impresionantes aureolas y mas impresionantes pezones, completamente erectos, mucho mas grandes que los míos, y aun vírgenes de amamantar de verdad a alguien.
Siguió con su relato de cómo por las noches al estar en su cuarto completamente excitada por todos los escarceos a los que era sometida por parte mía durante el día, y mientras olía mi ropa intima del día anterior que robaba del cesto de ropa sucia, se restregaba sus propias entrañas en busca del calor y de la pasión necesaria para arrancarse sus propios orgasmos y espasmos nocturnos.
Mientras ella continuaba con su relato, yo ya estaba pegada de sus pezones, lamiéndolos y besándolos, desesperada y torpemente, jamás había estado de ese lado, no sabia y no atinaba en que hacer, querría comérmelos, tragarlos, ya mi mano buscaba mi vulva para arrancarme el tan ansiado orgasmo que me diera paz y tranquilidad, Yola tomo mis brazos y los llevo hasta el zipper de su falda, el cual baje con la misma torpeza y desesperación que me invadía hasta los huesos, Yola lo notó y me tomo de la barbilla y mirándome fijamente a los ojos, con su voz temblorosa de pasión, me dijo.
-Tranquila, también es mi primera vez con una mujer, y no pienso irme pronto, quiero descubrir al lado tuyo y de mi hermano, muchísimas cosas que yo no conocía siquiera, pero que tu me has ayudado a entender que están ahí en espera de que las descubramos.
Estas palabras terminaron por encender mi cabeza como un horno, aunque hasta después entendería su verdadero significado, pero por ahora sabia que esto podía gozarlo con todo la calma y pasión del mundo sin miedo a perderla como en un sueño al abrir los ojos por la mañana.
Fue entonces que pude desabrochar su cinturón, y bajar por fin el zipper, haciendo caer de un golpe la faldita hasta sus pies, dejando una hermosa pantaleta de encaje blanco a mi vista, encaje que dejaba adivinar una hermosa vulva hinchada y peluda bajo la tela, ya también súper empapada hasta sus nalgas.
En este momento ya mi curiosidad era mayor que mi pasión, así que tomé la pantaletita y se la baje hasta las rodillas, quería mirar y memorizar esa vulva hermosa, turgente y velluda, aunque muy bien recortada de los laterales, la miré y encajé mi nariz en esa selva, ese olor a mujer excitada tan característico y suave, el mismo que inundaba por las mañanas mi recámara después de hacer el amor con mi esposo, a mi propia vagina mojada, a mi propia humedad de mujer, quise lamerla desde esa posición, pero no alcanzaba mas que el inicio de sus labios vaginales.
-Tranquila, tranquila, no seas desesperada.
Yola se saco sus zapatos; se saco la panty, y se acostó en la cama abriendo sus piernas sin ningún recato, dejándome una vista que aun hoy traigo clavada en mi mente, unos hermosos labios menores, morenos y carnosos que brillaban en medio de esa vulva completamente mojada, me acerque para separarlos, se sentían tan suaves y resbalosos que estuve frotándolos durante un largo rato, hasta que me anime a separarlos muy suavemente, dejando al descubierto además de su vagina, un clítoris hermoso y paradito, mas grandecito que el mío, y mucho mas fácil de observar, parecía un pene chiquito y tímido que al contacto con mis dedos arrancaron un gemido de mi cuñada al punto en que me hizo pensar en que se venia en ese preciso instante, me chupe mis dos dedos y los comencé a introducir en su vagina, era calientita y resbalosa, me anime y acerque mi lengua a su clítoris, dándole unas lamiditas suavecitas, no quería que se viniera aun, pero a la quinta o sexta lamidita, Yolanda movía sus caderas ya sin ningún control de ella misma, como una desesperada me pedía que no parara, que ya casi se venia, que siguiera, que siguiera.
Hundí mis dedos en su vagina, sacándolos y metiéndolos hasta poder sentir su útero, que me empujaba la mano hacia afuera y yo la regresaba al interior, no tardo mucho ese meneo de caderas desesperado de mi cuñada, ya no quise demorarle mas ese gusto y ese placer de venirse, así que aceleré mi lengua sobre su clítoris.
Un momento después sentí como se arqueaba completamente su cuerpo entre mis manos al tiempo en que mi barbilla era alcanzada por un chorro caliente y a presión de algo que me hizo pensar que mi cuñada se estaba orinado, la verdad es que yo estaba tan caliente en ese momento que no me importo y nunca deje de seguir con mi lengua y mis dedos sobre Yolanda, así después de varias sacudidas y de gritos ahogados de Yola diciéndome que me amaba, comenzó a aflojarse entre mis brazos, y después de un rato mas, me tomo por los cabellos levantándose de la cama me dijo.
-Ahora vas a saber que no solo mi hermano tiene el poder de hacerte pedir mas.
Dicho esto me volvió a recostar sobre la cama, me quito mi pantaleta, que ya mas parecía un pañal completamente mojada, la olió, y la puso sobre la cama, abrió mis piernas y comenzó a besarme los muslos y las pantorrillas, eso me hizo regresar al estado de excitación en que me encontraba momentos antes.
Comencé a sentir como mi vagina chorreaba de nuevo pequeños hilitos de lubricante sobre mis nalgas, y ya en un estado de excitación total comencé a masturbarme mi clítoris como de costumbre, hasta que Yola retiró mis dedos y comenzó a lamerme los labios mayores, como limpiándolos.
Muchas veces antes mi esposo me había mamado mi vulva, pero jamás me habían lamido el coño con tanto gusto y con tanta ternura como lo estaba haciendo mi cuñada en ese momento, era una sensación de desesperación por sentir su lengua en mi vagina combinada por el gustó de sentirla entre mis ingles y mi pubis.
No atino a saber si de verdad me estaba chorreando, pero sentía mi vagina latir y mojarse como nunca, mis caderas comenzaron a adquirir ese movimiento independiente que anuncia el orgasmo próximo cuando mi cuñada me levanto las piernas hasta poner las rodillas en mis pechos, al contacto de estas con mis pezones pude darme cuenta de que mis pechos chorreaban leche solitos como si alguien los estuviera mamando, hilitos de leche escurrían por entre mis pechos hasta mi espalda, estaba a punto de venirme y ni siquiera me había tocado el clítoris, ya no podía mas, sentía que me ahogaba, que temblaba, y fue justo en ese momento que sentí la lengua de Yola tocar y encajarse en mi ano, este solo acto desató en mi un orgasmo que yo jamás había sentido antes en toda mi vida, fue como si se me cerrara la garganta, como si se me saliera el alma, no recuerdo si temblaba, o era un sueño, si me orinaba o solo me lubricaba, recuerdo vagamente unas sacudidas y un sopor de paz y quietud como jamás lo había sentido antes.
No se que pasó, no recuerdo mas, hasta que poco después desperté entre los brazos de mi amada Yolanda, ella dormía como bebé, mientras mi bebé lloraba reclamando su comida.
Esto me sucedió hace 2 semanas, y ha sido el inicio de cosas que jamás imagine, y que ni siquiera sabia que existían